Podemos comparar la playa con el borde de un plato medio lleno de agua: si se le añade líquido, la marea “sube”, al elevarse el nivel del agua, aumenta la parte del borde cubierta por dicho líquido, y viceversa. De este modo podremos comprender cómo las aguas avanzan y se retiran a distintas velocidades en lugares diferentes.
Si se vierte una cucharada de agua en un vaso grande, de paredes verticales, sólo se cubre una parte muy pequeña de dichas paredes; en cambio, si se echa esa misma cantidad de líquido en una mesa, es seguro que cubrirá una buena porción de su superficie.
Y eso es lo que ocurre con las mareas. En un dique donde el agua se halla confinada, por decirlo así, en un recipiente de paredes verticales, es preciso añadir una gran cantidad de líquido para que la diferencia de nivel sea apreciable, y por eso parece que la marea sube muy despacio. Por el contrario, en una playa con declive muy suave, el aumento del agua debido a la atracción de la Luna se extiende sobre una superficie muy amplia, y decimos entonces que la marea crece con rapidez. Hay lugares en los que la marea sube con mucha mayor velocidad que un hombre corriendo, y hasta en ciertas ocasiones - aunque parezca imposible - que un caballo al galope.
Si se vierte una cucharada de agua en un vaso grande, de paredes verticales, sólo se cubre una parte muy pequeña de dichas paredes; en cambio, si se echa esa misma cantidad de líquido en una mesa, es seguro que cubrirá una buena porción de su superficie.
Y eso es lo que ocurre con las mareas. En un dique donde el agua se halla confinada, por decirlo así, en un recipiente de paredes verticales, es preciso añadir una gran cantidad de líquido para que la diferencia de nivel sea apreciable, y por eso parece que la marea sube muy despacio. Por el contrario, en una playa con declive muy suave, el aumento del agua debido a la atracción de la Luna se extiende sobre una superficie muy amplia, y decimos entonces que la marea crece con rapidez. Hay lugares en los que la marea sube con mucha mayor velocidad que un hombre corriendo, y hasta en ciertas ocasiones - aunque parezca imposible - que un caballo al galope.
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